18 julio 2010

Acerca de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego

En el pasado reciente, mediante Ley Nacional Nº 26.559 se creó la Universidad Nacional de Tierra del Fuego.
¡¡¡Celebremos!!! Siempre es y será bienvenida una Alta Casa de Estudios, porque con ella viene la Educación y Educación es sinónimo de libertad. Como reza la inscripción en el MSN de una joven fueguina: “sólo los seres libres son capaces de amar”. Y el amor une a los pueblos, porque los hace solidarios, los hace crear fuertes vínculos de hermanamiento entre los hombres y las mujeres que los componen.
Sin embargo, la Universidad es también un desafío, el desafío de organizarla, de darle la posibilidad de ayudar a crear conocimiento, de construir aprendizajes significativos no ya para el individuo en particular, sino para todos los individuos que componen la comunidad de Tierra del Fuego, de todo el extremo austral del país y por qué no, del país vecino.
Hablamos de construir un Polo Tecnológico en Tierra del Fuego; nosotros, desde el Peronismo, proponemos acompañarlo con un Polo Educativo que atraiga a toda la Patagonia Austral, en función del desarrollo armónico y planificado de nuestros pueblos. Porque el Polo Tecnológico conlleva recursos humanos altamente capacitados para poner en marcha los nuevos productos que la ciencia y la tecnología van desarrollando, conlleva un pueblo instruido en las ciencias, en la tecnología, en las artes, en la política.
Nosotros somos enemigos de pensar el presente y el futuro en término de compartimentos estancos; la sociedad como comunidad organizada es un sistema donde las partes se retroalimentan, donde no es posible desarrollar una parte si no desarrollamos el todo y el todo si no desarrollamos las partes y las relaciones que entre las partes se dan. El todo adquiere su significación en relación con las partes y la parte con el todo. De otra manera el producto desarrollado será falso o al menos muy parcial y por lo tanto insuficiente.
En otros términos, de nada valdrá un Polo Tecnológico si no está acompañado de un pueblo que culturalmente esté a la altura de las circunstancias, un pueblo instruido y educado. Y es allí donde cobra magnitud y donde se refuerza la concepción del Polo Educativo.
El desafío de organizar esta Universidad nos plantea la necesidad de no incurrir en los errores del presente, de superar las mezquindades que sólo a los hombres pobres de espíritu los acosa, de “pensar en grande”.
Aunque la Universidad sea una institución nacional, corresponde a las autoridades organizadoras proponer una oferta académica consultada con la comunidad local en su conjunto. “El Proyecto Institucional deberá responder a las necesidades sociales, económicas, culturales y del desarrollo integral de la provincia, debiendo contemplar un plan de crecimiento viable para establecer sedes efectivas, con oferta académica sustantiva y equilibrada en los principales centros urbanos del territorio provincial”. Y allí deberemos estar presentes y atentos.
Atentos para no superponer recursos y carreras con las ya existentes en las distintas instituciones de nuestro medio, para no generar rispidez donde no debe existir –porque convengamos- es uso y costumbre nuestro, mirar la cara de quienes conducen las organizaciones y las instituciones y desvirtuar lo que hacen si esa cara por alguna razón, no nos gusta. Entonces, gastamos dineros donde no tenemos que gastar, empezamos una estéril “caza de brujas” y se nos va la vida en destruir en vez de construir.
La realidad nacional debe marcar también nuestro norte; la sociedad actual pide desesperadamente hombres y mujeres que sean capaces de construir consensos en el lugar donde les cupiere actuar, estamos cansados de enfrentamientos inútiles que sólo nos desgastan, carcomen la voluntad y la confianza y nos minan las fuerzas.
Existen en Tierra del Fuego Instituciones Superiores que están funcionando y que, gracias a ellas, nuestros jóvenes y -no tan jóvenes- ven concretadas sus aspiraciones. Sumemos, sumemos nuevos esfuerzos, construyamos una oferta académica que amplíe la ya existente y ofrezcamos a la comunidad una educación superior que contemple las artes, las ciencias biológicas, el deporte, las ciencias del mar, las ciencias sociales no atendidas por la oferta académica actual, etc. etc.. Existen muchas otras áreas del conocimiento que aún no tienen donde explorarse en nuestro medio y cuya incumbencia es importante para el desarrollo. Hacia allí debemos ir, apelando a la experiencia de las Instituciones existentes y sumando nuestro propio parecer como comunidad organizada.
El diálogo entre lo que existe –permítannos llamarlo -“lo viejo”- y lo por venir –“lo nuevo”- hará enriquecer la oferta académica y la hará significativa y sustentable tanto en nuestro medio fueguino como en toda la Patagonia Austral. Nuestros jóvenes lo merecen.
La dirigencia en su conjunto tiene muchas deudas con esta comunidad, la educación superior es una de ellas. Ha llegado el momento de empezar a saldarla con este enorme espaldarazo que nos ha dado el Gobierno Nacional, a través de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, posibilitando que la Universidad Nacional de Tierra del Fuego sea hoy una hermosa y promisoria realidad (permítasenos el oxímoron).
Atrevámonos a soñar el sueño de los Pueblos Grandes, hay una Patria Chica que espera, hay una Tierra del Fuego que nos da mucho pero que también necesita que la enriquezcamos con conocimiento, con solidaridad, deponiendo viejas antinomias que únicamente nos vuelven pobres de toda pobreza.
¡¡¡Bienvenida Universidad Nacional de Tierra del Fuego!!! ¡¡¡Los que van a estudiar, te saludan!!!
Para la Agrupación “Principio, Patria y Unión”
Zulma G. de Parodi

Juan Carlos ARCANDO
Prensa – Agrupación
“Principio, Patria y Unión”

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